Dando los mismos resultados de la cirugía bariátrica, pero sin cirugía, estos medicamentos ahora pueden comprarse en la farmacia de la esquina. Inyecciones semanales para quitar el hambre y no tener que ponerse a dieta. Saxenda, Wegovy, Ozempic y Mounjaro son los medicamentos aprobados por la FDA y COFEPRIS que ya están disponibles en México. Ahora es momento de hablar papel que debemos tener los nutriólogos ante esta nueva realidad.
Semaglutida: El Iphone 1 de los fármacos que causan pérdida de peso
He escuchado a los expertos referirse a la Semaglutida como "El Iphone 1 de los fármacos para el control de peso" y me parece apropiada la comparación, porque es la primera generación de algo muy poderoso, que seguirá evolucionando, pero desde hoy tiene resultados que lo separan años luz de los demás fármacos que han habido en el mercado.
La Semaglutida es una agonista de la GLP-1 (Glucacon-like peptide o péptido similar al glucagon tipo 1). Esta hormona se libera en el páncreas, en el tracto gastrointestinal y en otros órganos como respuesta a la ingesta de alimentos. Al ser una agonista del GLP-1, su acción, es ayudar a disminuir la velocidad de vaciamiento gástrico y a nivel de sistema nervioso central estimula la saciedad. Saciedad es la palabra clave aquí. Porque las mayores barreras para bajar de peso son el hambre y los antojos que se incrementan naturalmente cuando una persona está en un periodo de restricción calórica. Los agonistas de la GLP-1, al estimular la sensación de saciedad, permiten que el paciente pueda ingerir una menor cantidad de alimentos, sin tener que utilizar la fuerza de voluntad para aguantar el hambre, pero con la correspondiente pérdida de peso. Los estudios hablan de reducción de peso hasta del 22.5%, otros hablan de más de 11 kilogramos. Sin "hacer dieta". Eso es lo atractivo.
Según el artículo del Washington Post, el doctor George A. Bray, un veterano en la investigación de la obesidad ha dicho que el resultado es "el equivalente de la cirugía bariátrica, sin la cirugía". Pérdidas de peso importantísimas que no se lograban con una dieta o sin años de sacrificios, ahora están tan cerca como una inyección subcutánea cada semana.
Seguramente te estás preguntando de las consecuencias, porque la experiencia nos ha enseñado que siempre hay consecuencias. Te puedo compartir que los efectos secundarios que se reportan por la utilización de Semaglutida más comunes son: naúseas, diarrea, pérdida del apetito, estreñimiento, vómito, indigestion y dolor estomacal. Es lógico preguntarse si parte de la pérdida de peso será causada simplemente por estos síntomas que no permiten al paciente comer. Por mi parte conozco a dos mujeres que se inyectan cada semana. Ambas reportan náuseas y síntomas gastrointestinales después de la inyección, que mejoran a lo largo de la semana. Una de ellas no tenía energía ni para ir al gimnasio, le tuvieron que bajar la dosis y ahora solamente siente náuseas. Ambas están comiendo menos y perdiendo peso.
Aprobados por la FDA para la diabetes pero utilizados para el control del peso
La Semaglutida del laboratorio Novo Nordisk fue aprobada en el 2017 por La FDA con el nombre comercial Ozempic para el tratamiento de la diabetes, sin embargo uno de sus efectos colaterales observados, precisamente por la acción que tienen al inhibir el apetito, fue la significativa pérdida de peso. En junio de 2021 la FDA aprobó el uso de Wegovy, una dosis más alta de Semaglutida, que es la primera aprobada específicamente para el control de peso. Está indicada para individuos con IMC de 27 o mayor y que tengan una condición relacionada al peso, como presión arterial elevada o colesterol elevado. Recientemente salió al mercado en Mexico Mounjaro del laboratorio Lilly con el compuesto Tirzepatida que ha demostrado causar incluso mayores pérdidas de peso. También está entrando al mercado Rybelsus que es Semaglutida en píldoras.
¡Nutriólogos, se viene una avalancha! La empresa titánica que por 50 años ha dominado la industria de las dietas y cambios en estilo de vida en Estados Unidos: Weight Watchers, acaba de compar Sequence, una empresa con una plataforma en línea que utiliza Ozempic y Wegovy con sus pacientes. El mundo de "solo haz dieta y ejercicio" se terminó el día que se firmó esa adquisición.
Semaglutida y Tirzepartida aprobadas en México
La COFEPRIS ha aprobado la semaglutida bajo el nombre genérico de Ozempic en México para el tratamiento de la diabetes, también Mounjaro se encuentra disponible en las farmacias. Ambas declaran requerir receta médica y su aplicación es subcutánea.
En Estados Unidos muchos médicos han empezado a prescribir el uso de esta substancia para el tratamiento del sobrepeso y obesidad en pacientes sin un diagnóstico de diabetes y he visto que es el mismo caso en México. ¿Cuál es la mayor barrera para que no se utilice este medicamento de forma extendida? Tal vez lo adivinas: el precio. Consultando la página del laboratorio Lilly se menciona que Mounjaro cuesta $1,023 pesos por receta, que inferimos que debe ser semanal, esto sumaría al rededor de $53,000 pesos al año. En una búsqueda rápida en farmacias encontramos una dosis de Ozempic en $5,290 pesos lo cual nos llevaría hasta $275,000 pesos al año. El punto que hace este dato todavía más interesante es que en esa farmacia y en varias farmacias, el medicamento está agotado.
Los nutriólogos ante los remedios para bajar de peso
Los nutriólogos sólo arrugamos la nariz cada vez que un paciente nos pregunta sobre estos fármacos y remedios caseros y predicamos que "la única forma para perder peso de forma segura es hacer dieta y ejercicio". Sin embargo, tendremos que encontrar una nueva frase, porque llegó la nueva generación de fármacos, avaladas por estudios médicos y aprobadas por FDA y COFEPRIS que han demostrado quitar el hambre, ayudando a los pacientes a perder peso de forma segura.
¿A qué le llaman pérdida de peso de forma segura? A que los indicadores bioquímicos de pacientes con Semaglutida muestran mejoras en colesterol LDL, hemoglobina glucosilada, presión arterial y proteína C reactiva el indicador de inflamación. Estos fármacos que inicialmente se comenzaron a utilizar para el tratamiento de la diabetes pero como efecto colateral causaron una notable pérdida de peso son a partir de hoy uno de los retos mayores a los que nos enfrentamos los nutriólogos.
Ozempic, Wegovy, Ribelsus y Mounjaro son los nombres que adquiere nuestro reto más grande como Nutriólogos
¿Dónde queda nuestro papel? Si hoy los pacientes pueden acudir a un médico y conseguir una receta para un medicamento que les ayudará a perder peso sin esforzarse por cambiar sus hábitos.
Con el interés de los pacientes en mente nos preguntaremos por su salud. ¿Quién les enseñará a comer mejor, a nutrirse a través de los alimentos y a mejorar sus hábitos de estilo de vida? Si ya están obteniendo lo que en realidad siempre buscaron: bajar de peso. ¡Y tomando un atajo! Puedo sentir la indignación que habrá en los consultorios de mis colegas al llegar la noticia.
Sin embargo, hay que dar un paso atrás y aprovechar todas las crisis para transformarlas en oportunidades. Hoy estos fármacos nos obligan a ponernos de frente al espejo y preguntarnos cuál fue siempre nuestro papel. ¿Eramos los únicos guardianes de la puerta que llevaba hacia la pérdida de peso? ¿O eso solo estuvo en nuestra cabeza?. ¿Hablábamos de "perdida de peso saludable" cuando los pacientes solo escuchaban "pérdida de peso" y tomaban lo de "saludable" como un beneficio añadido pero intangible? ¿Cómo les podíamos demostrar a los pacientes que la pérdida de peso que nosotros les ayudábamos a conseguir era "saludable" y las otras "pérdidas de peso" no lo eran?
Lo primero que pensé cuando empecé a investigar de estos medicamentos y conocer amigas que los usan fue: Las personas que tengan la posibilidad de pagar las inyecciones, ya no van a querer ir con el nutriólogo porque hay un "atajo". De las dos mujeres que conozco que usan el medicamento una de ellas nunca quiso aprender a comer saludable, pasó por todas las dietas y nutriólogos, restricciones de todo tipo, con sus consecutivos rebotes y ahora esta feliz porque no tiene hambre y por fin está bajando de peso. La otra siempre buscó su salud, corre triatlones y hace Ironman. Ella quiere tener fuerza y potencia. Ella no buscaba bajar de peso, buscaba mejorar su rendimiento físico. Ella, sigue siendo mi paciente.
No estoy segura si hemos tenido la curiosidad de hacer un estudio para ver qué porcentaje de pacientes que visitan al nutriólogo solamente vienen para bajar de peso, pero por mi experiencia yo diría que mucho más del 50%. Si estas personas deciden hacer el sacrificio económico y pagar estos medicamentos, ya no serán pacientes de los nutriólogos. Por lo menos no en muchos años que duren con el medicamento.
Entonces ¿Dónde queda el papel del nutriólogo?
Nuestro papel queda hoy reafirmado en donde siempre debía de haber estado: en enseñar a nuestros pacientes a conocer su cuerpo y los alimentos. No debíamos haber basado nuestra práctica en dar planes alimenticios estrictos. No se debía buscar crear una dependencia del paciente a ser pesado en la consulta para medir su éxito y recibir su próximo menú. ¡Los resultados del trabajo de un nutriólogo nunca deberían haber sido medidos únicamente en kilos bajados y centímetros perdidos! Estos no eran los únicos indicadores de éxito, pero así lo hicimos durante décadas.
Siempre debimos haber enseñado a nuestros pacientes a conocer su cuerpo, cómo funciona, por qué les da hambre y cómo se siente la saciedad. Siempre debimos enfocarnos en enseñarles el delicioso mundo de los alimentos desde una perspectiva de disfrute y salud: cuáles son mejores, qué nutrimentos y compuestos funcionales tienen unos y otros para promover que elijan los que les hacen sentir mejor de acuerdo a sus necesidades de salud y estado fisiológico.
Hay muchos más indicadores de éxito que ayudan a los pacientes a entender que su salud está mejorando, que no necesitan de una báscula para medirse: la energía que sienten, la habilidad para planear sus propios menús, el goce de cocinarse comida que los hace sentir bien, la textura de su piel y cabello, la habilidad para hacer la actividad física que a ellos les gusta, dormir bien, poder distinguir entre antojos y hambre, tener estrategias para controlar los antojos y que los hagan sentir bien con ellos mismos, una relación positiva con los alimentos y una imagen corporal saludable. Todo esto debería de haber sido nuestro enfoque siempre, porque en esto no habrá fármaco que compita con nosotros, porque lograr transmitir estas herramientas a nuestros pacientes es una labor ardua de amor, paciencia y dedicación a cada uno de ellos.
Los nutriólogos tenemos un amplio conocimiento del funcionamiento del cuerpo y los alimentos. Es momento de enfocarnos en educar a nuestros pacientes para que sean ellos los que deciden qué comer con el arsenal de herramientas que les damos. Una alimentación saludable se "siente" muy bien y es esa sensación la que les vamos a seguir compartiendo a nuestros pacientes como fruto de nuestro estudio y labor. ¡No eran los kilos en la báscula, era que se sentían bien por haber comido alimentos que les hacían bien!.
Si mantenemos este enfoque en educación y empoderamiento de los pacientes y dejamos de poner el peso como una meta, entonces la Semaglutida y todas las substancias que llegarán detrás de ella no serán nuestra competencia, sino solamente parte del entorno de nuestros pacientes.
Las preguntas que nos tenemos que hacer los científicos y médicos ante los fármacos para bajar de peso
Una vez que aclaré lo que apasionadamente creo que debería ser el papel del nutriólogo, ahora cambio de velocidades y entro a un tema importante, que son las consideraciones que deberíamos tener como profesionales de la salud ante estos medicamentos. Para todos estos temas no tengo respuestas concretas, sino esbozos y elucubraciones que dejaré para otro momento, pero que no quería dejar de mencionar.
¿Cuál será el efecto de estos medicamentos a largo plazo sobre el peso y la salud?
¿Qué pasará cuando se deje de tomar el medicamento y el paciente recupere su hambre? ¿El rebote será el "esperado" o será mayor que con otras dietas, por haber acostumbrado al cuerpo a dosis tan altas de GLP-1y que ahora los pacientes no sean capaces de sentir saciedad?
¿Se debería recomendar para niños y adolescentes con obesidad?
Las personas sin Diabetes Mellitus que pueden comprar este medicamento, ¿Deberían hacerlo, si hubiera potencial de escasez del medicamento para las personas con Diabetes?
¿Las personas con un moderado sobrepeso, deberían utilizar estos medicamentos? Ahora quien va a definir quién debe bajar de peso y quién no. ¿Quién lo va a controlar? ¿Se desencadenarán aún mas los trastornos psicológicos de la alimentación?
Los pacientes que pierdan peso con estos medicamentos ¿Estarán en riesgo de desnutrición? Por la restricción calórica dejarán de consumir alimentos "saludables" y se enfocarán en los "ricos".
¿Cómo se verá afectada la ingesta de micronutrimentos en pacientes que dejen de comer fruta y verdura, ya que estos alimentos dejarán de tener incentivo para bajar de peso?
Mis conclusiones
Algo que sí creo fervientemente es que también las personas que están utilizando estos medicamentos para bajar de peso, deberían ser pacientes de los nutriólogos para ir aprendiendo en paralelo todas las estrategias y herramientas que mencioné hace unos párrafos para cuidar su salud. Lo más importante sería que aprendan a elegir alimentos altos en densidad nutrimental y cuidar sus ingestas de micronutrimentos.
Los nutriólogos tenemos un papel importantísimo para acompañar la pérdida de peso de las personas que elijan utilizar estos medicamentos y debemos adaptar nuestra práctica profesional para poder ser acompañantes y no "causantes" de la pérdida de peso. Debemos de ser creativos y ofrecer valor agregado a través de herramientas que sean útiles de forma paralela a la pérdida de peso y debemos enfocarnos en lo que debía de haber sido siempre nuestro principal objetivo: educar a nuestros pacientes para que tengan muchas estrategias para poder elegir la forma más saludable de comer.
Si quieres saber un poco mas sobre estos fármacos, aquí hay un articulo de la Clínica Mayo con un buen resumen.
Artículo escrito por:
Mary Carmen Mondragón, Nutrióloga Certificada.
Sin palabras!!! Me encanto!!! Gracias por el nuevo enfoque!!!